jueves, 23 de octubre de 2008

Señoras, señores

en el culo tengo flores.

Fuera de bromas, hoy vengo para poner el grito en el cielo y quejarme hasta que me duelan las muñecas (esto es como lo de la velocidad con el tocino) de mi nuevo colegio. Como poco sabrán (y ninguno de los que leen mi blog, desde luego), he abandonado el colegio Agustinos por otro mucho peor, Regina Mundi.
Sepan ustedes que este cambio no ha sido voluntario, y que las causas vienen a ser económicas (oh, si, que extraño que las causas de algo en este momento sean económicas, deberíamos llamar al los del Guiness de los Récords) y que estaba ya también un poco hasta las narices de los santos curitas. Pero es que claro, yo, como soy tan inocente (y mentirosa), pues reflexioné de una manera muy coherente: " Tampoco quiero un cambio radical, quiero un colegio con nivel, que no sea un bachiller privado y que tengan uniforme..", pues ahí apareció Regina. Pero cometí el gran error de mi vida (ahora a todo lo llaman vida, qué le vamos a hacer), y es que me pasó la de la lógica de Hitler: Todo lo malo hay que exterminarlo. A mi me sale de las pelotas que los judíos son malos, me los cargo a todos. .

Y no.

Así que cuando llegué el maldito 22 de septiembre, me encontré con unas normas absurdamente estrictas y un profesorado medio retrasado (por no quitar el medio). Esta vez no había curas de por medio, pero había algo mucho peor: MONJAS. Si, señores, esas buenas mujeres que parecen tan achuchables y bondadosas que les regalas todo tu fondo de armario para los pobres (aunque en el fondo todos sabemos que los modelitos del "Cortefiel" y "Corte Inglés" se los ponen ellas debajo del hábito. Si es que hay que ser listo pa tó en esta vida..), resulta que son unas tiranas, criticonas, quejicas e incoherentes como ellas solas.

Con respecto al uniforme, llegué contenta con mi uni nuevo, constado de: pantalón azul marino, jersey rojo (también está la opción del jersey azul oscuro, pero es que para mi era como pan con pan, ropa para tontos)y polo azul marino (o rojo, yo tengo uno de cada para hacer como que los lavo). Y pensé: "Lechugas, pues está mejor que el de Agustinos (uniforme de agustinos = cagarruta con menstruación de pajarraca, y lo digo solo por los colores)(Ah, y ahora que han introducido la variante de la chaqueta verde horrible, cagarruta con menstruación de pajarraca estreñida).
Y mi vida fue feliz.

Pero como todo lo bueno en este colegio, era una felicidad ficticia, pues, a diferencia de Agustitos (por lo agusto que se estaba allí, así lo he bautizado), los días que hay gimnasia no puedes pasarte todo el día en chándal, como sería lo lógico y lo práctico, sino que tienes que llevarte la mochilita de las narices con las zapatillas de deporte (que apestan inevitablemente), la camiseta (azul marino, roja y blanca, a lo francés pero en hortera), y pantalón y sudadera azul marina de tercipelo. Menuda matanza, aquí si que tengo que reconocer que el chándal de Agustitos/nos tenía más clase. O, al menos, no era de terciopelo, que a mí me basta.

Y lo peor de lo peor, el gran motivo por el que no soporto ese colegio son las profesoras. Es que me superan, de verdad. Como único ejemplo, hablaré de mi tutora, la señorita (ejem, ejem) Susana. Según esta señora, ha estudiado filosofía (porque encima es mi profesora de filosofía) y psicología; y ustedes dirán: pues lo mejor que te puede pasar en bachiller es que tengas una tutora-psicóloga, porque así te ayuda moralmente, te da ánimos..
Nada más lejos de la realidad: esa mujer, siempre que pueda meter el dedo en la llaga y jodernos, nunca duden que lo hará.
Afortunadamente, esta mujer es fácilmente caricaturizable: con una estatura de alrededor de 1.75 (tallaca como ella sola, pero es que la Larga, la de latín, es peor. Yo le calculo 1.80), viste lo que algunos creen que es ropa de marca, aunque la pobre mujer lo luce como si fuera de mercadillo. Con el pelo ahuecado a la altura de los hombros y castaño claro, y gafas estrambóticas, tiene la nariz más insultantemente asquerosa e insignificante que haya visto yo en mi vida (y mira que mi gran obsesión son las narices de la gente; en los autobuses me dedico a hacer fotos con el móvil a todas fotos irónicamente pequeñas) y a la vez, terriblemente hipnótica: tiene el tabique muy muy desviado, y se le vé el cartílago desde el patio,encima yo estoy sentada en primera fila, justo delante de la mesa del profesor (que eso es otra, todos aquellos que sean o hayan sido estudiantes sabrán que no hay nada peor que estar sentada cerca o delante del profesor, sobre todo en época de exámenes o cuando no has hecho los ejercicios).

Como les iba contando, mi tutora. Mi tutora es un ser asqueroso, que apesta a tabaco (las malas y largas lenguas bífidas de mis compañeras dicen que tiene monazo y entre clase y clase se esconde en los servicios para fumarse la pipa de la paz) y que siempre tiene un enorme cerco de sudor bajo el sobaco, así sean las 8 de la mañana, a primera hora. Es terrible lo que esa mujer puede llegar a sudar, yo a veces me preocupo por su estado de salud.. ¿Será por el mono?
Para contaros un poco de qué van sus clases, os diré que 1 mes de clases lo podemos resumir en:
- Que la filosofía no se aprende, se aprende a filosofar (frase descaradamente plagiada a Kant.. Debería ponerle una demanda)
- Que la palabra "filosofía" significa "amor al saber, amor a la mente".

Y para de contar. Imaginaos, pues, la situación: la profesora entra el clase, se pasa los primeros 20 minutos pasando lista y reclamando su poder (es decir, mandoneando tontamente) y decide empezar con la asignatura: comienza a gesticular y a escribir con convulsiones en la pizarra, suelta las dos frases ahí citadas y, entre cada una de ellas, se sorbe las salivillas de los labios de una manera injustamente asquerosa (y más para mí debido a mi posición),nos enseña los sobacos húmedos y suena el timbre.
Y así llevamos un mes.



A mi de verdad que esto me mina la moral.