jueves, 9 de diciembre de 2010

Cómputo de lejanías.

Los días que pasan sin darnos cuenta, pero caen en el recuento, y cada día para mí son menos que echarme a la boca. Y sin embargo, tú te empeñas en crear una distancia que no existe y yo me vuelvo loca pensando a qué viene que tu piel salga corriendo cuando le hablo de la fricción con la mía, what is wrong, what is right. La rutina ya ni siquiera es rutina, es una contante incertidumbre de hasta dónde vamos a llegar ese día; y no te voy a engañar, odio las rutinas y los círculos viciosos, y me encanta reinventar el tiempo, pero desde luego no de esa manera, no a cambio de la angustia de ya no poder comprender lo que tramas detrás de los ojos y no puedo ver.
Pero de qué nos sirve el hermetismo precisamente ahora, que debemos de pasar del susurro al grito para que el futuro no nos quiebre lo que ahora tenemos tan claro, para que se guarde en el caracol de nuestro oído la verdad que necesitaremos.

2 comentarios:

Alex Molinero dijo...

Preciosas tus dos últimas entradas... Sobretodo la anterior me ha tocado mucho!

Un besazo desde Barcelona, nos vemos prontito <3

Anónimo dijo...

Que te digo que no sepas... reinventemos el mundo. Gritemos tan alto que no quede ni un solo cristal intacto.